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Siguiendo nuestro estudio en los distintos aspectos que engloban la prevención en salud mental infanto-juvenil, durante 2012 hemos desarrollado la "Guía breve de Educación Emocional para familiares y educadores", encaminado para que uno pueda entender las diferentes inteligencias, la importancia de la educación emocional y de los valores, para así poder percibir mejor el potencial de su hijo mas allá de la parte solamente académica. Al igual que las demás guías, puede ser descargada gratuitamente pinchando sobre la portada.

El diagnóstico de TDAH

El diagnóstico del TDAH requiere que:

  • haya un profesional experto en el desarrollo de los niños (psiquiatra o neurólogo)
  • se dedique tiempo suficiente para evaluar al niño y se recoja información de la familia, el niño e idealmente el colegio.

Siempre es necesario un médico. A veces conviene también que un psicólogo haga pruebas de inteligencia general y habilidades concretas de aprendizaje. La necesidad de tiempo y del conocimiento profundo del resto de la patología psiquiátrica para descartar otras patologías que puedan justificar los problemas del niño, justifican que el profesional ideal para el diagnóstico del TDAH sea un psiquiatra infantil o un neuropediatra.

El diagnóstico no se basa en ninguna prueba técnica; el TDAH no se ve en una radiografía, un escáner, una resonancia o ninguna otra prueba física. Al diagnóstico se llega a base de una entrevista médica y psiquiátrica, que incluya una historia clínica completa. Las pruebas complementarias que se realizan a los niños en los que se sospecha un TDAH sirven para descartar que haya otros problemas, físicos o mentales.

Las escalas o cuestionarios no sirven para llegar al diagnóstico. Sirven para sospechar la presencia de un TDAH (en el pediatra o en el colegio, por ejemplo). Después hay que realizar un proceso diagnóstico completo. Las escalas también sirven para valorar la gravedad o intensidad del problema y ver como éste evoluciona en el tiempo.

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